MESTIZAJE A LA “MEXICANA”
Introducción
Entendemos
principalmente por mestizaje el proceso de cruce o fusión entre grupos de
población con diferentes rasgos físicos, dando por resultado nuevos tipos
raciales.
México es
un país que se caracteriza por su gran diversidad de condiciones geográficas,
socioculturales y por sus numerosas etnias. A su llegada a América, los españoles trajeron también en calidad
de esclavos individuos de raza negra, originarios de África. La consecuente mezcla de estos tres grupos primarios de población:
indígena, español y negro dio origen a tres grupos secundarios: mestizo, mulato
y zambo. La fusión de éstos con los primeros y entre ellos, ha dado por
resultado un número infinitesimal de categorías intermedias con nombres por
demás curiosos, que merecen ser objeto de estudio aparte.
Desarrollo
Es
importante destacar que el mestizaje además de mezclas entre grupos de
población, también implica un proceso de intercambio y combinación cultural
dentro de un proceso social. Un ejemplo de ese proceso en México lo constituyen
la propagación de la lengua española y de la religión católica. Asimismo,
encontramos una fuerte fusión de costumbres indígenas y españolas en nuestras
actuales creencias, tradiciones, costumbres, comidas y otros rasgos culturales
como la música y la danza.
Aspecto racial
Iniciado desde el primer momento de contacto, el mestizaje
hispano-indígena se ha achacado particularmente a la falta de prejuicios
raciales de los españoles. Sin embargo, es más lógico atribuirlo a dos hechos
principales: la falta de mujeres españolas en los primeros años de la conquista
y colonización (1493 y 1539) y las campañas bélicas que duraban meses y años, e
incluían violaciones, raptos y regalos de mujeres. En tales circunstancias, las
uniones esporádicas del español con las indias proliferó tanto que según el
historiador Bernal Díaz, uno de sus compañeros tuvo treinta hijos en tres años,
todos ellos con la etiqueta de ilegítimos. Surge así la identificación entre
mestizo e ilegítimo o bastardo, origen del descrédito social que los
caracterizará como grupo (lo mismo sucederá con los mulatos y zambos, con
quienes el prejuicio fue aún mayor pues a la ilegitimidad de su origen se unía
el estigma de la esclavitud). En la actualidad,
podemos afirmar que los grupos indígenas del país suman menos del 20% de la
población nacional y que cerca del 80% de ésta, es mestiza. De igual modo
existe una minoría de mulatos y negros principalmente en las costas de Guerrero
y Oaxaca. Todos estos grupos se diferencian entre sí por sus rasgos culturales,
costumbres, lenguaje, creencias y rasgos físicos.
Religión y costumbres
Desde los comienzos de la época de la
Colonia, los sacerdotes venían dispuestos a evangelizar a los indígenas y
convertirlos al cristianismo. La institución religiosa tuvo un papel muy
importante en la colonización en México. Los Reyes Católicos y sus sucesores
estuvieron obligados a promover la evangelización y para ello procuraron la
construcción de iglesias, catedrales, conventos y hospitales. El clero que
también percibía en muchos casos el tributo del indígena y disponía de haciendas
trabajadas mediante encomendados, esclavos indígenas o asalariados, llegó a
tener un poder inmenso durante esta época. Frailes dominicos y los franciscanos
comenzaron una labor misionera cerca de los pueblos indígenas utilizando la
persuasión para convencerlos, y cuando ésta no era suficiente solían utilizar
métodos, digamos más eficaces.
Sin embargo, ante la imposibilidad de
desterrar por completo algunos ritos prehispánicos, el clero terminó por
incorporarlos al ritual católico predominante y el resultado nos da por muestra elementos culturales
poblados del sincretismo colonial en manifestaciones artísticas, las fiestas,
las creencias, los festejos de día de muertos, el carnaval de los pueblos, Los Reyes Magos, Semana Santa, la Pascua, las
posadas y pastorelas con tantos elementos indígenas, la forma de concepción
religiosa, la herbolaria, y nuestra misma forma de hablar y pensar.
Nuestra Virgen de Guadalupe merece
mención aparte, es una imagen que ha hecho posible
la comunicación del indígena y el mestizo de estas tierras con el dios español.
Por eso, la Guadalupana marca la posibilidad de existencia simbólica a los
nativos mexicanos. Es además, la figura de la madre deificada en un mundo de
violaciones a las mujeres indígenas bajo el cual, se origina el nacimiento
tanto biológico como simbólico y cultural del actual mundo mestizo.
Música y danza
La música que hoy disfrutamos es también resultado del mestizaje
entre las tradiciones europeas, americana y africana, e incluye diversos
estilos y géneros, entre los más populares en México se encuentran la Ranchera de origen
campirano, interpretada generalmente con Mariachi, agrupación musical mestiza
convertida en símbolo nacional. El son es un género menos conocido. Su sonido
varía según la región donde se ejecute y su instrumentación, la lírica o versos
y la danza que la llamamos “zapateado”. Son jarocho, huasteco,
istmeño, mixteco, de tierra caliente, entre otros.
Sus orígenes vienen principalmente de la zona de Andalucía y de
las Islas Canarias que al mezclarse con las influencias africanas abundantes en
el Caribe y los indígenas de nuestras tierras dieron como resultado esta música
llena de emociones y ritmos, enriquecida gracias a este proceso de intercambio,
porque las sevillanas, fandanguillos y peteneras que venían desde España eran
ya un mestizaje de la música árabe con la tradición gitana y melodías judías.
De manera semejante, las danzas varían también de región en
región, van desde las danzas estilizadas de
origen indígena pero con fuertes influencias extranjeras, en los movimientos y
en el vestuario, (Parachicos de Chiapas, Chinelos de Morelos) hasta aquellos
que muestran no sólo la influencia dancística de España – como los jarabes de
Jalisco y Michoacán, los fandangos de Veracruz y Oaxaca, las Jaranas de Yucatán
o los zapateados tabasqueños-, sino también de Francia (en las cuadrillas de
Zacatecas), Polonia y la antigua Checoslovaquia (con la polca y la redova de
Coahuila, Nuevo León y Durango), Cuba y el Caribe (con sus sones y ritmos afro
caribeños en Veracruz y Michoacán).
Comida
No podemos hablar de una cocina española como tal, sino más bien
de una mezcla de los productos propios de la península ibérica y los llegados de
oriente y el norte de África durante los siglos de dominación árabe. A su llegada a México también arribaron buena parte de esas
tradiciones culinarias europeas, con una importante dosis de hábitos moriscos. Por su parte, el territorio que hoy
conocemos como México estaba poblado por diversos grupos indígenas muy
diferenciados entre sí. Cada etnia tenía sus propias costumbres gastronómicas,
si bien con un tronco común que era -y sigue siendo- el maíz, el frijol y el
chile. Cabe precisar: así como nuestro mestizaje genético no proviene de
las familias de Moctezuma y Cortés, sino de anónimas mujeres indígenas y
desconocidos migrantes españoles, de igual manera nuestro mestizaje culinario
deriva de la mezcla de culturas de muchos pueblos, no de sus aristocracias.
A manera de ejemplo, basta con citar dos de los platos típicos de
la cocina mexicana: el mole y el pozole. El primero mezcla ingredientes locales
como chiles, chocolate, cacahuates con almendras, plátano y especias traídas
por los españoles formando un caldo espeso en el que se cocinan guajolotes
autóctonos o gallinas e incluso cerdo, y se presenta acompañado de arroz
cocido, estos últimos elementos traídos del otro lado del Atlántico.
El pozole por su parte incorpora los mexicanísimos maíz y chiles,
cocidos en un potaje al que se añaden los ingredientes importados, carne de
cerdo, lechuga, rábano, cebolla, orégano y se acompaña con unas nacionalistas
tostadas de maíz.
Y para rematar este punto, un aporte más, tomado de
"Cuando sobre la suavidad caliente de la tortilla cayeron a
formar un taco de las carnitas de cerdo, se gestó un mestizaje gastronómico
cuyo símbolo humano podemos imaginar en el momento en que Hernán Cortés se
había abrigado en los brazos morenos de la Malintzin, su útil y bella
intérprete".
Conclusión
No sólo existe el mestizaje en los aspectos citados, también lo
podemos observar en todos los ámbitos de nuestro cotidianidad, como en el
ordenamiento de las ciudades, la construcción de edificios y formas de
organización social; podríamos llenar cientos de cuartillas enumerando
similitudes, diferencias, adaptaciones, adopciones y préstamos entre las culturas
que han convergido en nuestro peculiar mestizaje.
Quizá la parte más importante del legado conquistador es el
surgimiento de un pueblo mestizo, el verdadero pueblo mexicano. Las visiones
que pretenden hacer creer que México es sólo descendiente del imperio mexica
son tan equivocadas como las de algunas películas de Hollywood que nos ven como
una simple extensión del dominio español. Pero aunque uno puede tratar entender las reacciones de quienes
repudian nuestra mitad ibérica o autóctona, la verdad histórica es innegable:
somos un producto de dos mundos, el indígena y el español, que sólo en su
conjunción dan lugar al pueblo mexicano.
¡Viva nuestro México mestizo!
Fuentes consultadas
Artículo de La Palabra Política, Ed. 10 de octubre de 2007, 12 de
octubre, Día de la Raza ¿Cuál? págs. 26 y 27.
La razón principal de haber elegido este
tema es que el mestizaje está presente en cada uno de nuestros actos
cotidianos, en nuestras familias, nuestros compañeros de estudio o trabajo,
nuestra comunidad, somos hijos, nietos, bisnietos o más del mestizaje y no nada
más racialmente, sino culturalmente también, no podemos ignorar esa
circunstancia sino más bien tratar de entenderla, apreciar esa riqueza y
pluralidad, y sacar de este aprendizaje lo mejor y no la peor parte como
regularmente ha sucedido.
Comencé a escribir teniendo siempre
presente aunque no lo menciono en el texto, el concepto de “Raza cósmica” del
maestro José Vasconcelos, pues en mi caso particular, siendo hijo de padre
blanco y de ojos claros y madre morena, creo formar parte de esa nueva raza que
debe poblar el mundo sin distinciones de ninguna especie. En nuestro núcleo
familiar contamos con alguno que otro güero de ojos claros, pasando por los
“café con leche”, hasta algunos parientes de color bastante definido, pero todos
unidos siempre por el cariño fraterno. Estoy convencido que el amor a la
familia y la conservación de nuestros valores heredados, proporcionará a
nuestra sociedad los medios para caminar por rumbos mejores que los actuales.
Hola Gregorio excelente texto, tus ideas están bien identificadas y expresadas. Saludos y gracias por compartir.
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